martes, octubre 13, 2009

 



Con solo posar un dedo sobre mi, él me erizaba, era una virgen inocente, condenada al delirio de su deseo. Su lengua, áspera, rozaba mi cuello, y me hacia temblar. Tomaba mis caderas y mi piel se trastornaba. Ya no lo podía controlar, entre sus brazos me hallaba, entre sus brazos ya estaba, desnuda en cuerpo y alma, no me pude contener, no pude resistirme a desear su boca, ni a dejar de tener sed de su piel..
Si, lo ame, es cierto que lo ame, ame su piel, sus ojos, su boca, su sexo, su ombligo, sus manos… es cierto lo hice mío una y otra vez, es cierto ya no lo tengo… pero mi piel, aun lo contiene.

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